LorenaSantos (ES) Lorena Santos. Con David Jiménez. Me quema su mirada a fuego lento cuando lo veo. Ese niño me tiene loca y muero por tenerlo. Y yo no sé lo que va a pasar si yo lo miro y él me mira. Si sueño cada noche con verlo a escondidas. Si él supiera que dibujo su nombre en mi piel. Y que muero de ganas cada día por volverlo aPoreso realizaba una óptima contemplación aquel campesino de la parroquia de Ars que pasaba horas y horas inmovil, en la iglesia, con su mirada fija en el sagrario y cuando el santo cura le preguntó por qué estaba así todo el día, respondió: "Nada, yo lo miro a él y él me mira a mí". Esto nos dice que la contemplación cristiana Siun hombre te mira mucho sin hablar, es posible que esté interesado en ti. Esto puede ser una forma de comunicación no verbal para mostrar interés en alguien. Esta mirada también puede indicar que el hombre está tratando de decidir si es seguro acercarse a ti o no. Si el hombre está mirando mucho y sonriendo, entonces es probable que
Hablarsin mirar a los ojos no es de mentirosos Su cerebro puede hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero desarrollar un discurso y mantener el contacto visual no son dos de ellas
Poreso les hablo a ellos en parábolas: »Aunque miren, no vean; aunque oigan, no escuchen ni entiendan. En ellos se cumple la profecía de Isaías: “Por mucho que oigan, no entenderán; por mucho que vean, no comprenderán. Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han tapado los oídos y se les han cerrado los ojos.Parael Papa Francisco, lo fundamental es que Jesús se detuvo y no pasó de largo precipitadamente: “ lo miró sin prisa, con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había mirado antes. Y esta mirada abrió su corazón, lo hizo libre”. No se trata de algo histórico, sino algo que ocurre día tras día.
Noobstante, yo sabía que era el Espíritu del Señor; y él me hablaba como un hombre habla con otro. 12 Y aconteció que me dijo: ¡Mira! Y miré para verlo, pero no lo vi más, pues se había retirado de mi presencia. 13 Y sucedió que miré, y vi la gran ciudad de Jerusalén, y también otras ciudades.